The Danger of Silence Transcript (en español) | Facing History & Ourselves
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The Danger of Silence Transcript (en español)

In Spanish, this is a transcript of Clint Smith's TEDtalk about finding the courage to speak up against ignorance and injustice.
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This resource is intended for educators in the United States who are applying Spanish-language resources in the classroom.

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Spanish
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Asunto

  • English & Language Arts
  • Culture & Identity

Transcripción de El peligro de guardar silencio

Dr. Martin Luther King Jr., in a 1968 speech where he reflects upon the civil rights movement, states, “In the end, we will remember not the words of our enemies but the silence of our friends.”

Martin Luther King Jr. declaró en un discurso de 1968, en el que reflexionaba sobre el movimiento de los derechos civiles, lo siguiente: “Después de todo, no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos”.

En mi rol de maestro, he interiorizado este mensaje. Día tras día, a nuestro alrededor, vemos como las consecuencias del silencio se manifiestan en forma de discriminación, violencia, genocidio y guerra. En el aula de clase, reto a mis estudiantes a explorar los silencios en sus vidas a través de la poesía. Trabajamos juntos para llenar esos espacios, reconocerlos, nombrarlos y comprender que no deben ser motivos de vergüenza. Con el objetivo de crear una cultura dentro de mi aula de clase en donde los estudiantes puedan sentirse seguros de compartir los pormenores de sus propios silencios, publiqué los cuatro principios fundamentales en el tablero que está frente al aula, los cuales cada estudiante firma al inicio del año: leer críticamente, escribir conscientemente, hablar claramente y decir tu verdad.

Y me encuentro pensando bastante en ese último punto: decir tu verdad. Me di cuenta de que si le iba a pedir a mis estudiantes que hablaran, tendría que contar mi verdad y ser honesto con ellos sobre los momentos en los que no lo fui.

Entonces, les cuento que de niño, al crecer en una familia católica de Nueva Orleans, siempre me enseñaron que durante la Cuaresma el acto más significativo que uno podía hacer era renunciar a algo, sacrificar algo que normalmente nos satisface para probarle a Dios que entendemos su santidad. Había renunciado a las gaseosas, a McDonald’s, a las papas fritas, a los besos al estilo francés, y a todo lo demás. Pero un año, renuncié a hablar. Pensé que lo más valioso que podría sacrificar era mi propia voz, pero fue como sino me hubiese dado cuenta de que la había sacrificado hace mucho tiempo. Dediqué gran parte de mi vida diciéndole a las personas lo que querían oír y no las cosas que tenían que hacer. Me dije a mí mismo que no estaba destinado a ser la consciencia de nadie porque yo aún tenía que descubrir quién era. Por eso, a veces no decía nada, apaciguando la ignorancia mientras guardaba silencio, sin darme cuenta de que la legitimación no necesita palabras para respaldar su existencia. 

Cuando Christian [un compañero] fue golpeado por ser homosexual, metí mis manos en los bolsillos y caminé agachando la cabeza, como si no me hubiese percatado. No pude usar mi casillero durante semanas porque el cerrojo me recordaba aquel yo había puesto en mis labios cuando un mendigo de la esquina me vio a los ojos, buscando una mirada de legitimación. Estaba más preocupado por tocar la pantalla de mi Apple que en darle una manzana para comer. Cuando la mujer en la gala de recaudación de fondos dijo: “Me siento tan orgullosa de usted. Debe ser muy difícil enseñarles a esos niños pobres y poco inteligentes”, debí contenerme porque aparentemente necesitábamos más su dinero de lo que mis estudiantes necesitaban su dignidad.

Pasamos tanto tiempo escuchando las cosas que las personas dicen, que rara vez prestamos atención a las cosas que no dicen. El silencio es el remanente del miedo. Es sentir tus defectos desgarrando dolorosamente tu lengua. Es el aire que abandona tu pecho porque no se siente seguro en tus pulmones. El silencio es el genocidio de Ruanda. El silencio es [el huracán] Katrina. Es lo que escuchas cuando no quedan suficientes bolsas para cadáveres. Es el sonido luego de que se aprieta la soga al cuello; es la calcinación; son las cadenas. Es el privilegio; es el dolor. No tienes tiempo de escoger tus batallas cuando tus batallas ya te han escogido.

No dejaré que el silencio envuelva mi indecisión. Le diré a Christian que es un león, un santuario de valentía y esplendor. Le preguntaré el mendigo cómo se llama y cómo estuvo su día, porque a veces todo lo que las personas quieren es sentirse humanos. Le diré a esa mujer que mis estudiantes pueden hablar de transcendentalismo como si su apellido fuese Thoreau, y que solo porque vio un episodio de The Wire, no significa que sabe algo acerca de mis chicos. Así que este año, en lugar de permanecer callado, viviré cada día como si tuviera un micrófono metido bajo mi lengua, una puesta en escena en el lado oculto de mi inhibición. Porque ¿quién necesita una tarima cuando todo lo que necesita es su propia voz? 1

  • 1Clint Smith, “The Danger of Silence,” TED@NYC Talk, julio de 2014, consultado el 27 de junio de 2018.

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— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif