How Assimilation Changed My Identification with My Culture (En Español) | Facing History & Ourselves
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How Assimilation Changed My Identification with My Culture (En Español)

In Spanish, in this personal narrative Tiara McKinney reflects on feeling stuck between two places and cultures as she moves between her home country, the Bahamas, and her boarding school in New Jersey.
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Spanish
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Asunto

  • English & Language Arts
  • Culture & Identity

Cómo la asimilación cambió mi identificación con mi cultura

Por Tiara McKinney

En mi último año de secundaria, me enteré de que asistiría a un internado en Nueva Jersey. Mi duro trabajo, las largas horas de estudio, el estrés y la ansiedad darían sus frutos, pero no tenía ni idea de lo que me esperaba en mi nueva escuela. Nunca había visitado Nueva Jersey y las únicas comunidades que conocía estaban en mi país de origen, las Bahamas. 

Solo conocía mi pequeña comunidad insular, donde iba a la escuela con muchos de mis compañeros. Compré en los mismos supermercados que la mayoría de ellos, mis padres y sus padres trabajaron juntos o se conocían. Nueva Jersey es muy diferente y todavía no me he adaptado del todo. ¿Cómo se puede sobrellevar del todo el hecho de estar lejos de casa? 

Llegó el primer día de mi primer año y conduje unos cinco minutos desde un apartamento en alquiler hasta la escuela en la que pasaría el resto de mis años de secundaria. Mi madre me dijo palabras tranquilizadoras mientras arrastraba las maletas y los contenedores desde nuestra furgoneta alquilada hasta la habitación donde iba a vivir. La habitación estaba vacía y desprovista, con sus amenazantes alfombras verdes y sus paredes de color crema que no me recordaban para nada a mi hogar. Me encogí de hombros por los pasillos de los edificios de paredes rojas para ir y venir de las reuniones de orientación mientras otros estudiantes se pavoneaban por los pasillos como si fueran pasarelas. Parecían tan seguros de sí mismos... y tenían legados familiares completos en la escuela. No conocía a nadie y no tenía legado alguno. Me sentía fuera de lugar. 

Ese primer año, me apresuré a aprender todo sobre la vida en Estados Unidos y a convivir con otras personas que no se parecían en nada a mí y que provenían de diversos orígenes. Cambié la forma en la que hablaba y lo que decía. Sentía que sería mejor si no tenía acento, así que intenté hablar como quienes me rodeaban. Olvidé ser educada y a saludar a la gente, a sonreír a los demás y decir buenos días. Aprendí a ignorar a las personas si estábamos en público. Olvidé mi costumbre de llamar a los mayores “señora” o “señor”. No me di cuenta de que mi aprendizaje y adaptación a esta nueva cultura también conllevaba olvidar y borrar las costumbres y tradiciones sociales que eran representativas de mi lugar de origen, de mi cultura y educación. 

Cuando las vacaciones empiezan, viajo a casa. Pero cuando vuelvo a casa me siento diferente. Salí de los vuelos de aire frío y viciado hacia la fresca brisa marina que me recordaba que estaba en casa. Me di gusto con todo lo que creía que conllevaba ser bahameño: fui a la playa más a menudo, comí más pasteles y alimentos que antes daba por sentado, y visité a familiares y amigos a los que echaba de menos cuando estaba fuera. 

Sin embargo... Sentí que era un fraude. 

Había aprendido todo acerca de la cultura de Nueva Jersey y no podía sentirme auténtica cuando regresaba a casa. Se burlaron de mí por mi acento bahameño, o mejor dicho, por mi falta de acento. En todas las tiendas en las que compraba, la familia y los amigos siempre pensaban que estaba bien detenernos a mí, a mi hermana o a mi madre y preguntarnos qué había pasado. 

—Ahora suena tan “estadounidense”—, comentaban y a veces se burlaban. 

Parecía que ya no podía ser una de ellos. 

Me sentí atorada entre dos lugares, dos personas y dos culturas. Para los estudiantes de mi escuela, yo seguía sin ser uno de ellos y todo lo que había intentado aprender en el exterior era una tapadera de mi origen, del que nunca hablaría con ellos. A los de las Bahamas y, más concretamente, a los de mi pequeña comunidad isleña, tampoco era cercana ya a ellos. Era una falsa, alguien que había elegido no recordar sus raíces y alguien que había elegido asimilarse. 

En mi prisa por aprender lo que creía que tenía que aprender para encajar en el extranjero, me arriesgué a sentirme excluida en casa. 1

  • 1Tiara McKinney “How Assimilation Changed My Identification with My Culture,” in Black Girl, White School: Thriving, Surviving and No, You Can't Touch My Hair. an Anthology, ed. Olivia V.G. Clarke (LifeSlice Media, 2020), 5-7.

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