What Are You? | Facing History & Ourselves
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What Are You?

In Spanish, Canadian writer Anna Fitzpatrick describes how she moved beyond the labels and stereotypes about Indian culture to find a deeper connection to her family's history.
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This resource is intended for educators in the United States who are applying Spanish-language resources in the classroom.

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Spanish
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Asunto

  • History
  • Social Studies
  • Democracy & Civic Engagement

¿Quién eres?

La escritora canadiense Anna Fitzpatrick reflexiona sobre cómo se identifica con la historia de su abuelo y de su familia:

Como con cualquiera de las historias de mi abuelito, tuve que presionarlo un poco para aprender la historia detrás de sus tatuajes. Era fácil pasarlos por alto, un s.d. confuso en su brazo izquierdo y un s.p. un tanto menos visible en el derecho, con una tinta borrosa que apenas destacaba en su avejentada piel.

“Son mis iniciales”, me respondió la primera vez que le pregunté, en cuya ocasión tenía unos ocho años. . . . “Satya Dev fue el nombre que me pusieron al nacer”, me contestó. “Cuando era un niño pequeño, de ocho o nueve años, un hombre que tenía un puesto al costado de la ruta me preguntó si quería que me tatuara mis iniciales, y pensé: ‘¿Por qué no?’ Poco tiempo después, mi padre me cambio el nombre a Satya Pal”. Por lo tanto, fue a tatuarse también esas iniciales.

Con cada explicación, aparecían más preguntas. ¿Por qué su padre le cambió el nombre? ¿Realizaron alguna ceremonia? ¿O un ritual? ¿Le había dicho por qué lo cambió?

“No. Solo comenzó a decirme Satya Pal un día”. . .

Mi madre, la hija de mi abuelito, ni siquiera conocía la historia de los tatuajes hasta que se lo pregunté en frente de ella. . . . La mayoría de las personas que lo conocían, sabían solo los detalles básicos de su vida: se fue de India cuando tenía 20 años para trabajar en Inglaterra como ingeniero de infante de marina y conoció a mi nana en un pueblito inglés. Se mudaron a Calcuta, en donde nacieron mi madre y sus hermanos, y luego emigraron a Canadá, en donde nací yo y donde he vivido toda mi vida. . . .

En comparación con la infancia de mi abuelito, la mía fue muy aburrida. Crecí en un vecindario bastante multicultural, en el que tener padres procedentes de otro país no era algo raro. Los domingos solíamos ir a la casa de mis abuelos y comíamos pollo tandoori y dal. Normalmente ponían una película india en el televisor, pero la única persona que la miraba era mi abuela inglesa. Una vez, cuando era pequeña, mi madre me llevó a un templo hindú, supongo que era una forma de conectarme con mi cultura. . . .

Físicamente, no parezco india. Mi piel es clara, con tonos amarillos. Mi cabello y mis cejas son oscuros y tupidos, y mis ojos son azules. A partir de la escuela secundaria, mis compañeros de clase curiosos me preguntaban: “Entonces, ¿qué eres?”, la pregunta que cualquier persona mestiza conoce muy bien. Era algo difícil de contestar. Si decía que era “marrón”, se sentía una farsa. Nací y crecí en Canadá. Mi padre es blanco y mi madre es de la India, pero está totalmente integrada a la cultura occidental. Al decir que era marrón, sentía que me estaba insertando en una cultura que no era la mía, y esto sucedía mucho antes de que aprendiera el significado de la palabra apropiación. Decir que era “blanca” se sentía igual de mal, como si pusiera un pincel en un tarro de pintura blanca y pintara nuestro retrato familiar de color blanco hasta borrar las historias de mi abuelito, la infancia de mi madre y los miembros de la familia que perdimos durante la violenta partición de la India en 1947, creando una pizarra en blanco en la que proyectar una imagen de la niñez caucásica femenina por excelencia.

Así que lo que respondía a la pregunta “¿Qué eres tú?” era la simple, segura y trisilábica palabra “Mestiza”. . .

A medida que fui creciendo, comencé a leer más acerca de las políticas de identidad y me volví más protectora, y a veces defensiva, de mis orígenes indios. Con mi apellido Fitzpatrick, nunca tuve que explicarle a nadie que tenía antepasados irlandeses, a pesar de que el último vivió tres generaciones antes que yo. Las personas daban por sentado que, como mi piel era clara, hablaba en inglés y vivía en Canadá, debía tener orígenes europeos. Pero sentía que tenía que probar mis raíces indias. “No pareces india”, me dijo una vez una chica en mi clase de estudios sociales en el octavo grado, cuando trabajábamos en un proyecto de árbol genealógico, como si estuviera tratando de engañar a la clase. . . .

Intenté. . . ser “india”. Me fijaba en las películas occidentales con personajes indios, como Jugando con el Destino. . . . Miraba a mis amigas indias, cuyos padres habían inmigrado más tarde en sus vidas, y que aún dominaban la lengua de sus padres o practicaban el hinduismo. Cuando me hice vegetariana, comencé a cocinar más curris. Escuchaba música popular india y comencé a aprender hindi por mis propios medios mediante libros de la biblioteca. Aunque desarrollé un amor genuino por estas cosas, me seguía pareciendo algo superficial reducir toda una cultura a la comida, la música y el lenguaje, y mi conocimiento superficial de estos tres. Al leer textos sobre el hinduismo o sobre la historia de la independencia de la India, me sentía. . . como una persona ajena a ello. . .

Hacia el final de mi adolescencia, comencé a conversar constantemente con mi abuelo. . . . Mi relación con la India no se había establecido por. . . las canciones de mi iPod o el mattar paneer que se cocinaba en mi cocina. . . sino por la relación que tenía con un miembro de mi familia. . .

Luego de que falleció mi abuelito, celebré mi cumpleaños número 23. . . . Mi tía quería ir al templo hindú [y ella] nos llevó a cada uno de los santuarios y nos explicó la importancia de cada dios. . . . Esta es mi historia, esta es mi familia, esta es mi identidad. Pero no podía sentirlo, al menos no allí en el templo.

Más tarde ese mismo día, mi hermano nos llevó a mi hermana y a mí al centro y nos dejó frente a un salón de tatuajes (“Es tu regalo de cumpleaños”, me dijeron mis hermanos). Le mostré al tatuador las. . . fotos que había tomado de los brazos de mi abuelito. . . [y] de un momento a otro, ya estaba sentada en un sillón de cuero, agarrando la mano de mi hermana, mientras la aguja llena de tinta marcaba un s.d. y un s.p. en mi piel. 1

  • 1Anna Fitzpatrick, “¿Qué eres?” (13 de junio de 2013), Rookie, edición 22. Reproducido con la autorización de Anna Fitzpatrick.

How to Cite This Reading

Facing History & Ourselves, “What Are You?,” last updated June 17, 2017. 

This reading contains text not authored by Facing History & Ourselves. See footnotes for source information.

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— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif