The Reich Ministry of Public Enlightenment and Propaganda
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Shaping Public Opinion (en español)

Read about the far-reaching efforts of Joseph Goebbels and the Ministry of Propaganda to generate enthusiasm for the Nazi party. This resource is in Spanish.
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Spanish
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Asunto

  • History
  • The Holocaust
  • Propaganda

Moldeando la Opinión Pública

Mientras los nazis eliminaban las libertades civiles en Alemania y abrían los primeros campos de concentración para recluir a los “enemigos del estado”, también estaban tratando de obtener la aprobación pública para su gobierno. Según el historiador Robert Gellately:

Hitler y sus seguidores no querían acobardar al pueblo alemán para que se sometiera, al contrario, querían convencerlos de que se pusieran de su lado recurriendo a imágenes populares, ideales preciados y fobias muy arraigadas en el país… [Los nazis] aspiraban a crear y mantener el nivel más amplio posible de respaldo popular. Invirtieron una cantidad enorme de energía y recursos para hacerle seguimiento a la opinión pública y convencer a la gente. 1

El Ministerio del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda desempeñó un papel clave en los esfuerzos nazis para cultivar una opinión pública favorable. La propaganda es información sesgada y engañosa usada para influir en la opinión pública. El 13 de marzo de 1933, Hitler creó el nuevo ministerio y puso a Joseph Goebbels a cargo. Su función era “no solo presentar el régimen y sus políticas de una manera positiva, sino dar la impresión de que todo el pueblo alemán respaldaba con entusiasmo todo lo que este hacía”. 2

Para generar emoción y entusiasmo por el Partido Nazi y por Hitler mismo, Goebbels y su ministerio crearon nuevos festivales y festividades, como la celebración del cumpleaños de Hitler; cambiaron nombres de calles y otras señales públicas para borrar recuerdos de la República de Weimar; organizaron actos electorales y desfiles histriónicos iluminados con antorchas del partido con el fin de mostrar el apoyo público.

En 1939, el periodista Sebastian Haffner describió estas manifestaciones y recordó el efecto que tuvieron en muchos alemanes:

[U]no estaba permanentemente ocupado y distraído por una interminable secuencia de celebraciones, ceremonias y festividades nacionales. El 4 de marzo, empezó con una enorme celebración de la victoria antes de las elecciones… Había desfiles masivos, fuegos artificiales, tambores, bandas y banderas en toda Alemania, la voz de Hitler transmitiendo a través de miles de parlantes, había juramentos y promesas; todo esto antes de que incluso fuera seguro que las elecciones no serían un revés para los nazis, que, en efecto, así fue. Estas elecciones, las últimas que se realizaron en la Alemania antes de la guerra, le aportaron a los nazis solo el 44 % de los votos (en las elecciones anteriores habían alcanzado el 37 %). La mayoría aún estaba contra los nazis.

Una semana después, Hindenburg abolió la bandera nacional de la República de Weimar, que fue reemplazada por el estandarte de la esvástica y una “bandera nacional provisional” negra, blanca y roja. Había desfiles diarios, reuniones masivas, declaraciones de gratitud por la liberación de la nación, música militar del amanecer al anochecer, ceremonias de condecoración para héroes, la consagración de banderas… Hitler jurando lealtad a algo o a otros por enésima vez, campanas repicando, una procesión solemne a la iglesia por parte de los miembros del Reichstag, un desfile militar, saludos bajando la hoja de la espada, niños agitando banderas y un desfile iluminado con antorchas.

El vacío colosal y la falta de significado de estos interminables eventos de ninguna manera fue sin intención. La población debía acostumbrarse a las aclamaciones y al júbilo, aun cuando no hubiera motivos evidentes para ello… Es mejor celebrar, aullar con los lobos: “¡Heil! ¡Heil!”. Además, las personas empezaron a disfrutar este tipo de cosas. El clima en marzo de 1933 fue glorioso. ¿No era maravilloso celebrar el sol primaveral en plazas adornadas con banderas? ¿Fusionarse con las festivas multitudes y escuchar discursos patrióticos grandilocuentes acerca de la libertad y la patria, la exaltación y las promesas sagradas? 3  

Goebbels y su ministerio también pretendieron coordinar toda forma de expresión en Alemania: desde música hasta programas de radio, libros de texto, obras artísticas, periódicos e incluso, sermones, creando el lenguaje y las imágenes cuidadosamente para alabar las políticas nazis y a Hitler mismo, y para demonizar a aquellos que los nazis consideraban enemigos. Mientras el trabajo del ministerio incluía censurar gran parte del arte y los medios alemanes, los nazis también crearon un ambiente en el cual muchos artistas, editores de periódicos y cineastas se censuraron a sí mismos con el fin de obtener los favores del régimen, evitar castigos o escapar de la vigilancia de los nazis por completo. 4

Connection Questions

  1. Why do you think that public opinion was important to the Nazis? How did they go about winning support from the German public?
  2. Historian Doris Bergen writes, “It must have been a lonely and terrifying experience to be on the outside of a torchlight march looking in. What chance would one feel one had against that monolith of power?”
  3. Compare and contrast Bergen’s statement with Sebastian Haffner’s description of how Nazi demonstrations affected Germans. What emotions did the Nazis’ public demonstrations generate in members of the German public? Which emotions were useful to the Nazis in building acceptance and support for their regime?
  4. How did the Nazis use language to shape public opinion? How did they try to influence what Germans thought about, remembered, or forgot through their choice of words? What part did the truth play in these efforts?
  5. What do the results of the March 5, 1933, elections tell you about the Nazis’ popularity in the first weeks of Hitler's chancellorship? According to Haffner, how did the Nazis attempt to influence the outcome of the elections?
  6. How do the actions and opinions of your peer group influence your own actions and opinions? How can you tell the difference between when people are “going along with the crowd” and when they really believe in what they do and say? 5
  • 1Robert Gellately, Backing Hitler: Consent and Coercion in Nazi Germany (Oxford: Oxford University Press, 2001), vii.
  • 2Richard J. Evans, The Third Reich in Power (New York: Penguin, 2005), 121.
  • 3Sebastian Haffner, “Street-Level Coercion,” in How Was It Possible? A Holocaust Reader, ed. Peter Hayes (Lincoln, NE: University of Nebraska Press, 2015), 122, excerpt from Defying Hitler: A Memoir, trans. Oliver Pretzel (New York: Farrar, Straus, and Giroux, 2002), 128–29.
  • 4Doris Bergen to Facing History and Ourselves, comment on draft manuscript, December 23, 2015.
  • 5Doris L. Bergen, War and Genocide: A Concise History of the Holocaust (Lanham, MD: Rowman & Littlefield, 2003), 67. Reproduced by permission from Rowman & Littlefield Publishing Group.

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Using the strategies from Facing History is almost like an awakening.
— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif