Finding One's Voice (en español) | Facing History & Ourselves
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Finding One's Voice (en español)

In Spanish, Julius Lester describes finding his identity in an unexpected place as an African American teenager living in the segregated South.
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This resource is intended for educators in the United States who are applying Spanish-language resources in the classroom.

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Spanish
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Asunto

  • Civics & Citizenship
  • History
  • Social Studies
  • Human & Civil Rights
  • The Holocaust

En Busca de una Voz Propia

¿Hasta qué punto podemos definir nuestra propia identidad y hasta qué punto está determinada por otras influencias como las de nuestras familias, nuestra cultura y las circunstancias de nuestras vidas? El escritor Julius Lester desafió las expectativas de otras personas en su travesía hacia el entendimiento y la definición de su identidad. Aquí, él reflexiona sobre la manera en que la violencia y la humillación afectaron su infancia:

Crecí entre la década de los cuarenta y los cincuenta en Kansas City, Kansas, y Nashville, Tennessee, y solía pasar el verano en Arkansas. Las décadas de los cuarenta y los cincuenta no fueron épocas agradables para los negros, y me siento ofendido por las personas blancas que sienten nostalgia por la década de los cincuenta. No siento nostalgia por la segregación, ni por los letreros de “No se permiten personas de color” que ocultaban el paisaje como la hojarasca ocultaba al césped verde y suave del parque; no siento nostalgia por la época en la que arriesgaba mi vida si, al ir de compras con mis padres, levantaba la mirada y accidentalmente me encontraba con la mirada de una mujer blanca. Durante mi infancia y adolescencia, a los hombres y niños negros los linchaban por este motivo. 1

A continuación, Lester describe la manera en que sobrevivió a aquellos años:

Crecí en un mundo violento. La segregación era una violencia espiritual mortal, no solo por la cantidad de restricciones sobre dónde podíamos vivir, comer, ir a estudiar y salir en la noche, sino que también había una amenaza constante de muerte física si usted miraba a un hombre blanco de una manera que este considerara equivocada o si a él no le gustaba su actitud. También existía la violencia física de mi comunidad. Lo que he comprobado es que en esas noches en que me quedaba en la cama leyendo novelas de vaqueros y de detectives, yo intentaba neutralizar y resistir la violencia que era una buena parte de mi cotidianidad. En las novelas de vaqueros y de misterio encontraba una especie de espejo en el cual podía aislar un elemento de mi mundo, la violencia, y hacerlo menos perjudicial para mí. 2

No es de extrañar que Lester encontrara su voz en un libro. Él explica:

A los dieciocho años, viví una de las experiencias cruciales de mi vida. Caminaba distraído por una librería en el centro de Nashville, un día gris y helado a finales del otoño, consciente de que andaba en busca de algo: me buscaba a mí mismo y, generalmente, me encuentro a mí mismo mientras camino por una librería observando libros hasta que encuentro el libro que me llama la atención. Ese día en particular, caminé por un buen rato hasta tomar un libro de pasta blanda con la palabra Haiku en la cubierta. ¿Qué es eso?, me pregunté. Abrí el libro y leí:

Sobre la rama seca

un cuervo se ha posado;

tarde de otoño.

Yo temblaba y pasaba las páginas apresuradamente hasta que mis ojos se detuvieron en estas palabras:

Una luciérnaga gigante;

por allá, por aquí, por allá, por…

y pasó de largo.

Leí algo más de los cortos poemas, estas voces del Japón del siglo XVII, y lo supe: esta es mi voz. Esta simplicidad, esta claridad, esta manera de usar las palabras para conducir el alma al silencio y más allá. ¡Esta es mi voz! Me regocijé por dentro. Luego me detuve. ¿Cómo podía yo, un niño pequeño de color de Nashville, Tennessee —y es todo lo que sabía sobre mí mismo por esos días, como una sentencia de muerte perpetua— cómo podía yo sentir que algo escrito en el Japón del siglo XVII fuera mi voz?

Estuve a punto de regresar el libro a su lugar, pero ese impulso interior que me llevó a él no permitiría tal acto de traición propia. Compré el libro y comencé a escribir haiku, y el estudio del haiku me llevó al estudio del budismo zen, que a su vez me llevó al estudio del arreglo floral, y sospecho que he seguido por ese camino que se me abrió ese día, a mis dieciocho años, aunque ya no escribo haiku.

Con el tiempo entendí que tenía todo el sentido para un pequeño niño de color de Nashville, Tennessee, reconocer su voz en la poesía japonesa del siglo XVII. Lo que somos de acuerdo con las definiciones políticas y sociológicas de la sociedad tiene poco que ver con quiénes somos en realidad.

En la tranquilidad y la quietud que nos rodea cuando leemos un libro, nos conocemos a nosotros mismos como no lo hacemos cuando estamos con otras personas. Establecemos una relación íntima con el escritor y, si el escritor ha escrito con sinceridad y si nos entregamos a lo que está escrito, recibimos el regalo de conocernos a nosotros mismos, de maneras sorprendentes que encuentran desprevenida a nuestra alma. 3

  • 1Julius Lester, Falling Pieces of the Broken Sky (New York: Arcade, 1990), 69. Reproduced by permission of Menza-Barron Literary Agency
  • 2Julius Lester, Falling Pieces of the Broken Sky (New York: Arcade, 1990), 71–73. Reproduced by permission of Menza-Barron Literary Agency
  • 3Julius Lester, Falling Pieces of the Broken Sky (New York: Arcade, 1990), 71–73. Reproduced by permission of Menza-Barron Literary Agency.

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