Gender and Identity (en español) | Facing History & Ourselves
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Gender and Identity (en español)

Read the personal reflections of a mother whose young son has challenged her assumptions and expectations about gender identity. This resource is in Spanish.
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This resource is intended for educators in the United States who are applying Spanish-language resources in the classroom.

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Género e Identidad

A veces, nuestras suposiciones y expectativas sobre los demás nos impiden ver quiénes son realmente como personas. Algunas de las expectativas más poderosas sobre las personas, adquiridas de nuestra cultura, tienen que ver con el género. El sexo de una persona generalmente nos lleva a hacer suposiciones acerca de su identidad. La experta en derecho, Martha Minow, explica:

Por supuesto, existen “diferencias reales” en el mundo, cada persona difiere de las demás de formas innumerables. Sin embargo, cuando simplificamos y seleccionamos, nos enfocamos en unos rasgos más que en otros y asignamos consecuencias a la presencia y carencia de los rasgos a los que damos importancia. Preguntamos: “¿cuál es el sexo del bebé?” y, esperamos como respuesta, niño o niña. Tal respuesta, durante la mayor parte de la historia, ha determinado consecuencias en cuanto a los papeles y a las oportunidades disponibles para dicha persona. 1

Lori Duron, autora estadounidense, y su esposo, Matt, tienen dos hijos, ambos varones. Ella escribe lo que ocurrió la primera vez que su hijo más pequeño, C. J., tuvo una muñeca Barbie.

Luego de que C. J. descubrió la Barbie, esta nunca se apartó de su lado. Cuando hacía la última inspección nocturna, antes de terminar la noche mirando los reality en la televisión y comiendo chocolate a escondidas, yo podía ver toda su cabeza y su cabello de color castaño rojizo que sobresalía por encima de sus cobijas. A su lado, también se asomaba un pequeño mechón de cabello rubio.

En la siguiente visita a la sección de juguetes del Target —que yo siempre trataba de cruzar a la velocidad de un rayo para que los niños no se dieran cuenta y empezaran a suplicarme que les comprara algo— C. J. quería ver “cosas de la Barbie”. Lo llevé al pasillo correspondiente y se quedó ahí paralizado, sin tocar nada, solo contemplaba todo. Estaba tan sorprendido que no pidió que le comprara nada. Finalmente, se fue del pasillo sin palabras, como si hubiera visto algo tan mágico y majestuoso que necesitaba tiempo para asimilarlo.

Ese día, él había descubierto los pasillos de color rosa en la sección de juguetes. Nunca habíamos estado en esos pasillos; solo frecuentábamos los pasillos azules si es que llegábamos a la sección de juguetes. En lo que le concernía a C. J., yo le había estado ocultando la mitad del mundo.

Eso me hizo sentir mal; sentía que lo había privado a causa de mis suposiciones y expectativas basadas en que era un niño varón y que a los niños varones les gustan las cosas de niños varones. Matt y yo notamos que a C. J. no le gustaba ninguno de los juguetes que le ofrecíamos; todos heredados de su hermano. Notamos que C. J. no pasó por las obsesiones normales de los niños por los juguetes que Chase, [su hermano mayor], había experimentado: poco le importaban las pelotas, los automóviles, los dinosaurios, los superhéroes, The Wiggles, Bob el Constructor o Thomas y sus Amigos. ¿Con qué le gustaba jugar? No nos preocupamos por encontrar la respuesta (por aquello de que el segundo hijo nunca recibe tanta atención como el primero); creíamos que con el tiempo algo atraería su atención. Y así fue, pero no fue de ninguna manera lo que nosotros esperábamos.

Entre los dieciocho y veinticuatro meses de vida de un niño, la neutralidad de género desaparece en los juguetes y comienzan a dominar los juguetes que se comercializan específicamente para los niños o las niñas. No nos dimos cuenta de esto sino hasta más tarde, pero esa división entre el mundo de los juguetes y nuestra casa llena de juguetes solo para niños varones, dejó a C. J. un poco perdido a la hora del juego. Nosotros, así como el resto de la sociedad, hemos estado tratando de imponerle cosas masculinas y de reforzar normas tradicionales de género, cuando todo lo que él quería era peinar un largo cabello rubio, y vestir, desvestir y volver a vestir a una Barbie… 2

En su reflexión sobre la identidad de C. J., Duron concluye:

En el espectro de la variación de género, del supermacho masculino en el lado izquierdo hasta la niña superfemenina en el extremo derecho, C. J. se desliza fluidamente en el centro; él no es del todo rosa ni del todo azul. Él es un confuso desorden o una creación multicolor, según como se le mire. Matt y yo hemos decidido ver el lado multicolor y no la confusión, pero no siempre lo vimos así.

Al comienzo, la idea de ver a nuestro hijo jugar con cosas de niña o vestir ropa de niña nos oprimía el pecho, nos dejaba un nudo en la garganta y, en ocasiones, queríamos ocultarlo. Sentíamos rabia, ansiedad y miedo. Hemos evolucionado como padres a medida que nuestro hijo menor se ha ido convirtiendo en una persona brillante y fascinante, creativa con el género. A veces, cuando pienso en la manera como nos comportamos como padres… me siento culpable y avergonzada. 3

  • 1Martha Minow, Making All the Difference: Inclusion, Exclusion, and American Law ;(Ithaca, NY: Cornell University Press, 1990), 3.
  • 2Lori Duron, Raising My Rainbow: Adventures in Raising a Fabulous, Gender Creative Son (New York: Broadway Books, 2013), 9–10. Reproduced by permission of Penguin Random House.
  • 3Lori Duron, Raising My Rainbow: Adventures in Raising a Fabulous, Gender Creative Son (New York: Broadway Books, 2013), 4. Reproduced by permission of Penguin Random House.

Connection Questions

 

  1. What are the differences between the toys in the pink aisle and the toys in the blue aisle? What assumptions do the toys in those aisles reflect about what it means to be a boy or a girl?
  2. How do you explain the anxiety, anger, and fear Duron felt when C.J. started playing with “girl toys”? How did her feelings change?
  3. What are some other stereotypes about gender in your world? How do you respond to the assumptions people make about you because of your gender? To what extent do you accept or reject those assumptions?

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Using the strategies from Facing History is almost like an awakening.
— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif