The Role of Cell and Block Wardens in Nazi Germany
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Speaking in Whispers (en español)

Learn about the role of cell and block wardens, Germans who collected information about their neighbors in Nazi German society. This resource is in Spanish.
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Spanish
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Asunto

  • History
  • The Holocaust

Hablar en susurros

Victor Klemperer fue un profesor universitario alemán que llevó un diario durante gran parte de su vida. Nació hijo de un rabino, pero más tarde se convirtió al cristianismo protestante y se casó con una mujer no judía. En agosto de 1933, escribió: “Todo el mundo se estremece de miedo. Ninguna carta, ninguna conversación telefónica, ninguna palabra en la calle es ya segura. Todo el mundo teme que la próxima persona pueda ser un informante”. 1  Tras una visita a Alemania tres años después, W. E. B. Du Bois, sociólogo afroamericano, llegó a una conclusión similar. Describió Alemania como “silenciosa, nerviosa, reprimida; habla en susurros; no hay opinión pública, ni oposición, ni discusión de nada; hay oleadas de entusiasmo, pero nunca protestas del más mínimo grado” 2

¿Había realmente un informante en cada esquina y un pinchazo en cada teléfono? La Gestapo, la policía secreta alemana, daba ciertamente esa impresión con su discurso de destruir a socialdemócratas, comunistas, judíos y otros “indeseables”. Y sin embargo, la Gestapo era una organización relativamente pequeña. Por ejemplo, en Berlín, entonces una ciudad de 4.5 millones de habitantes, la Gestapo nunca tuvo más de 800 oficiales, uno por cada
5,600 personas aproximadamente. ¿Cómo pudo entonces la Gestapo vigilar de cerca a todo el mundo? 

Parte de la respuesta está en el hecho de que la Gestapo animaba a los miembros del Partido Nazi a “delatar” a cualquiera que hablara en contra del Estado. Como resultado, recibían más pistas y denuncias de las que podían responder. La Gestapo confiaba especialmente en un grupo de funcionarios nazis conocidos como guardas de celda y de cuadra. Cada guarda de celda supervisaba de cuatro a ocho guardas de cuadra. Cada guarda de cuadra, a su vez, era responsable de vigilar de cerca entre 40 y 60 hogares aproximadamente. Un artículo publicado en 1935 en una revista nazi para guardas de celdas y de cuadras explicaba cómo recopilaban información sobre esos hogares:

De vez en cuando se oye quejarse a un guarda de cuadra o de celda: “Nuestras tareas son demasiado serviles: vender entradas y chapas y hacer recados, ¡eso es todo!”. ¿Eso es todo? No, los que dicen eso no comprenden bien sus deberes. Bien entendidas, las funciones de un guarda de celda o de cuadra son mucho más importantes y mucho más amplias. Su tarea principal es anclar a los miembros de su celda o cuadra cada vez más firmemente al partido y ganar a los que viven en su celda o cuadra cada vez más para el pensamiento nacionalsocialista.

Tras el último referéndum, en el que 38 millones votaron “sí” y solo unos 4 millones votaron “no”, el propio Führer dijo en su encendido discurso que la tarea consistía ahora en ganar a esos últimos 4 millones para el nacionalsocialismo. Sería un error sentarse a esperar a ver qué hacía el gobierno para lograr ese objetivo. No, cada nacionalsocialista individual tiene el deber de utilizar todas sus fuerzas para ayudar. Los guardas de celda y de cuadra están llamados a esa tarea y se encuentran en una posición excelente para hacerlo.

¿Puede haber tareas mejores o más variadas? Ofrecen la oportunidad de realizar actividades independientes y extraordinariamente variadas que resultan gratificantes y satisfactorias. 

Para ello es necesario que el guarda, y más aún el guarda de cuadra, conozca muy bien a todos los miembros y no miembros del partido de su distrito. Debe saber de sus familias y trabajos, así como del resto de sus relaciones personales. Debe conocer sus preocupaciones, ya sean grandes o pequeñas. Debe conocer sus opiniones políticas y sociales. Todo esto requiere una buena dosis de tacto y sensibilidad y, por supuesto, no puede aprenderse de la noche a la mañana. Las actividades, a menudo infravaloradas, de venta de entradas e insignias, así como la realización de recados, ofrecen buenas oportunidades para ello. Mostrar amabilidad y preocupación tanto por los miembros del partido como por los que no lo son, compartir y comprender sus alegrías y penas, debe ayudar y ayudará a ganarse la confianza de los camaradas de nuestro pueblo de tal forma que, con el tiempo, lleguen a ver al líder de celda o de cuadra como una especie de pastor político. 3

Preguntas de contexto

  1. ¿Cómo describen Victor Klemperer y W. E. B. Du Bois el estado de ánimo en Alemania a mediados de la década de los treinta? ¿Cómo se comparan sus descripciones con la impresión de Alemania ofrecida en el folleto para guardas de celda y de cuadra? ¿Cómo pueden haber influido en sus perspectivas las identidades de Klemperer
    y Du Bois como forasteros?
  2. ¿Qué se animaba a hacer a los guardas de celda y de cuadra para “ganarse” a los alemanes para el nacionalsocialismo? ¿Qué se afirma directamente en el panfleto? ¿Qué puede deducir sobre el impacto que pudieron tener los guardas de celda y de cuadra?
  3. ¿Qué implica el término “pastor político” sobre la relación entre el guarda de cuadra y las personas que viven en esa cuadra?
  • 1Victor Klemperer, I Will Bear Witness: A Diary of the Nazi Years, 1933–1941 (Nueva York: Modern Library, 1999), 30–31.
  • 2 W. E. B. Du Bois, “What of the Color-Line?” en Travels in the Reich, 1933–1945: Foreign Authors Report from Germany, ed. Oliver Lubrich (Chicago: University of Chicago Press, 2010), 146.
  • 3Oscar Schweichler, “Duties of the Cell and Block Warden” (1935), trans. Randall Bytwerk, archivo de propaganda alemana, 2004.

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— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif